No podemos evitar las injurias pero si la amargura. La amargura surge de nosotros mismos. Todos sufrimos en este mundo, sean infidelidades, difamaciones, injusticias de todo tipo, violencias, abandono,.. Pero podemos recurrir a Jesús y vencer con su amor.
"MIRAD BIEN… QUE NO BROTE NINGUNA RAÍZ DE AMARGURA…" (Hebreos 12:15)
"Quítense de vosotros toda amargura… Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo" (Efesios 4:31-32).
No permitas la amargura en tus pensamientos. Cuando te tiente el enemigo con ella, haz como en toda tentación: Pon tu mirada en Jesús crucificado y únete a El. Tu amargura se convertirá en el gozo de participar de su sufrimientos y saber que El te ama y precisamente por medio de las pruebas te esta perfeccionando en el amor.
"No os acordéis de las cosas pasadas ni traigáis a la memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva…" (Isaías 43:18-19). Esa novedad se cumple en Cristo. Si vuelve a tu pensamiento una experiencia que te causa amargura, vuelve a mirar a Cristo en sus padecimientos por ti y une tu dolor al suyo. Permite que El haga algo nuevo. Su presencia en ti sera la novedad de gracia y paz.
Aprovecha las injurias para llegar a la meta. Jesús dijo a sus discípulos: "…Uno de vosotros… me va a entregar" (Marcos 14:18). Esa misma noche Judas lo traicionó con un beso. ¿Porque te extraña que lo hagan contigo? Imita a Jesús y confía en tu Padre celestial que tiene un plan perfecto también para ti. Si enfrentas el mal unido a Jesús, unido a su amor, crecerás en semejanza a El y podrás cumplir la misión que El tiene para ti en este mundo.
Jesús no abandona al pecador sino que le da la gracia para salir del pecado. Todos los discípulos lo abandonaron, pero El los perdonó, les dio su propio Espíritu y los capacitó para ser verdaderos Apóstoles. No perdamos la esperanza en la transformación de nuestros hermanos.
Padre Jordi Rivero
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